miércoles, 24 de julio de 2013

Almas desprendidas.



Ojos rasgados bañan fronteras, de hogares, su esperanza entera, negocio vergonzoso, cuando los inocentes niños, sus vidas, su alma. Son vendidas al antojo caprichoso de normativas que solo miran por el bolsillo que las guía.


Cuando la muerte como el desprecio,
acechan el universo. Al otro lado, el cariño no tiene
peso o distancia, el hambre no avasalla, allí, donde distintos ojos desvelan la paz de la inocencia, pintando la noche de dulces estrellas. Entonces, se tiñe la luz de esperanzas pasajeras.


¿Que debe hacer el humano?
Cuando extiende la mano pidiendo,
cuando lo preciso se presta y, en su abismo no encuentra respuesta. ¿Qué debe hacer? Cuando entrega su vida y esta le evita, doblando esquinas, cerrando puertas. Escondida marioneta.


Sueño distanciado de incomprensible expresión,
millones de personas, cientos de niños, la ética, la bondad y el cariño, atados en la alegría que de paz llena la vida.
Evapora entre papeles, la divinidad que nos diferencia,
la humanidad que nos representa, las prestas manos que ayudan en su coherencia.





- Dedicado a la paciencia de aquellos que solo pretenden adoptar un niño, aquellos, que poniendo su corazón y el sentido común descubierto a disposición del  resto, son zancadilleados, trabados una y mil veces, complicando injustamente una ejemplar manera de actuar.

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