martes, 30 de julio de 2013

La desvergüenza viste bien.


 

Mucho predicar con el ejemplo.

Ejemplo,

que obligáis dé el pueblo,

ese del que vosotros escapáis multiplicando sueldos,

sin esfuerzo, sin callo, sin miedo.

 



Escoria.

Si, escoria,

el que no es un corrupto,

no alza tampoco su voz contra lo injusto,

callándose como puta vergonzosa,

mientras no falta sustento

en bolsillo y boca.

 



De la nobleza,

de la izquierda y derecha,

del centro, el cielo,

la tierra y el cálido infierno.

Se me llena la boca de ira,

viendo tanta desvergüenza,

tanta mentira,

tanta mal repartida miseria.

 



No tendré otra cosa,

pero cojones

para llamar a las cosas por su nombre,

hoy, me sobran.

Para ser como vosotros,

mal paridos hipócritas,

mejor me quedo con mi mal hablada

pero sincera lengua.

 


Recortes y más recortes

que solo sufren los pobres,

trabajadores inocentes

que intentan sobrevivir su presente,

personas engañadas, estafadas, ridiculizadas.

 Por vosotros,

 vividores e incompetentes,

que de palabra,

como mucho,

acertáis con muerte.

 

 

 

 

 

 

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