lunes, 15 de julio de 2013

Ocultismo, mutismo, poder divino de ogro cejijunto.

Palabras prohibidas,
 que se hacen mudas en la sequedad de la boca que muere callada,
de los dedos indecisos, de la mente perturbada.
Palabras encarceladas en una verdad limitada,
trasformadas en el susurro del eco que se aleja de su esperanza. Palabras mal tratadas
por el sino del engaño, el miedo, la sinrazón.
putrefacto dolor de inexactitud,
este que hoy haces nacer tú.



Nublos tiempos modernos,
logran hacer del presente oscuro pasado,
del futuro tiempos lejanos.
Gobierno que empieza a dar miedo,
…¡Jamás me creí con capacidad decir esto!
Gobierno añejo que resta de la libertad su legado.
Hablar, decir, gritar,
el poder opinar sin coaccionar.
¿Dónde queréis llegar.
Por qué un camino teñido de prohibiciones sin sentido.
Por qué volver a poner soga al sentido?



Siempre te creí más listo de lo que hoy demuestras,
prohibiendo por cojones y esa invisible fuerza,
 lo que eres incapaz de lograr con sentido común y coherencia.
Mercenario de justicia según precios, amordazando escritas libertades,
mercenario del capricho y su eterno egoísmo.
Dictador en tus mejores sueños, ladrón de placeres y suspiros,
definición de la hipocresía regada con sangre
durante noches y días de podrida pesadilla.


  
Ya te veo.
Como calavera colgada en mitad del retiro,
a la que los niños de ese futuro encerrados en tú  ideal de mundo,
gritan y señalan en la tiniebla de su tiempo,
llamándote huraño, cobarde, estúpido…
Por mucho intentes justificarte, ya te hemos conocido,
ya sabemos quién eres, ya sabemos de dónde bienes.



No se cerraron las puertas del infierno,
volaron fantasmas ya pasados, sombras enterradas, luceros apagados,
escapo la idea de que el hombre es igual tenga lo que tenga,
se dio a la fuga, aquello que se presuponía coherencia.
No cerraron las puertas a esa negra idea
de tapar la boca, poner precio a la “justicia”,
no cerraron las puertas a la ignorancia que se hace extrema.
Dejaron libre lo que tanto sobra.
 Cotidiana tontería, de hoy  para un incierto mañana,
en esas manos de corta idea.





 -Dedicado a D. Alberto Ruiz Gallardón Jiménez. Ministro de justicia de España y, por días, desde mi opinión más humilde, una farsa, la careta insulsa de una realidad malvada, vil y ridícula.


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