Al fondo de unos ojos desnutridos de lágrima, ella, gitana castellana,
de barro y profunda pena.
Labios de tierra, pechos de mármol y vientre de madera.
Morena de nubes, de lejanías,
aquellas desvergonzadas que me destierran fuera,
confuso sabor, estrecha ideología,
mentira de la mentira.
Cierro los ojos para verme,
entre blancos y negros, flotan los milagros,
alejado de extremos, fallece mi esfuerzo,
señalado de inútiles reparos.
Rompo con el ansia del odio
lo que he representado en mi reducido mundo
arena, agua y piedra.
De mis venas,
finas cuerdas de guitarra hambrienta.
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