En la serranía de tus entrañas,
vaga la soledad de mi esperanza,
confusa virtud sacrificada,
de ayer y, hasta algún complicado
mañana.
Rodeado de lutos silenciados,
amanecen surcos en la desnudez del alma,
aquella pura antaño,
hoy, arrugada y agria escarcha.
Se agota el amor en la monotonía que
cultiva la vida,
luchando por compasión
se aleja la energía, si dejas de
mirarme,
como aquel primer día.
Tus ojos se han mohecido, tus labios
secos y cosidos,
olvidaron de la mañana el beso,
de la tarde un “te quiero” y en la noche,
ya solo, desiertos y, sueño.
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