En el tacto de la yema de mis dedos,
tomo y me llevo,
de muchos sabores,
tu aliento.
En el tacto caliente que
retiene mi recuerdo,
pubis, senos, boca y cuello,
son de presentes,
mi gran
desvelo.
Por el tacto que guardo y encierro,
con egoísmo y miedo,
grito cada
día al cielo.
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