miércoles, 13 de noviembre de 2013

Vital cascarrabias.


 
Adoro ser un cascarrabias,

estar peleado con el mundo,

ser el mayor de los hijo putas,

sin con ello no se me coarta la palabra.

Me siento halagado al poder decir cuánto pienso

y me sale de los huevos,

de mi libertad a gritar realidades al oído del idiota,

del gilipollas, del pelele o el gañan.

 

 

En este sordo mundo donde hasta el más tontín

puede llegar a joder impunemente al vecino,

es una terapia, casi un orgasmo prolongado,

mirarles a los ojos y ponerles apellido.

No voy a pedir disculpas, tampoco pienso confesarme por ello,

 pues si todos fuesen sinceros,

lo de dar por el culo no estaría mal visto,

no sería algo dañino, ni crearía costumbre.

Mucho menos vicio,

teniendo claro por donde

no se ha de meter el dedito.

 

 

Algún día,

alarmara la lógica de mi pensar,

en estas letras que voy esputando en mi tiempo de madurar.

¡¡Coño!!

Que a gusto me quedo siendo yo mismo,

sin miedo, con optimismo,

al pedir para más de uno, de dos y de tres,

el más prolongado de los destierros

arto ya de tontos, cabrones, políticos, farsantes y,

 anormales de siglas que varían con un ligerito aire.

 

 

 

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