martes, 4 de febrero de 2014
La tele y sus frikis.
Sin sentido
al ridículo por encontrarse algún merito vivo, se compite desde el menor común
sentido, llegando a limpiarse el culo con papel de aluminio, alegando hacerlo
desde antes de nacer Cristo, pues un extraterrestre amarillo que le habla a
diario al oído, se lo recomendó cuando aun solo era espíritu.
Personaje
infame e inútil al que antaño no se le hacia el menor caso, huyendo ante la
posibilidad de su encuentro por el simple hecho de las nauseas y ascos, que
contagiaba su aspecto.
El frique,
adoptado por canales privados que
apostaron por la lejanía de la cultura y la adquisición de la tontería, la
vagancia y falta de compostura.
Que absurdos
deben de ser mis sentidos, que limitados mis argumentos e inquietudes, que de
insultos reviento al ver la mierda con que se nos alimenta desde la cajita
tonta, tonta, tonta.
Cuando por
accidente me cruzo con esta especie de personaje encumbrado como la garrapata
al perro, aun cuando sea pegado al ojete que el culo enaltece, noto un repelús
que cruza mi espinazo desde el mayor asco. Me avergüenza, esto si, como humano,
sabido y creído del insulto hacia la especie.
No creo en la
reencarnación, pero si por algún casual esta existiese y fuera merecedor,
pediría antes de apagar las velas de mis tartas de cumple años.
No hacerlo
como humano mientras la historia no diera un vuelco importante y, que alguna especie
de peste, fiebre o gripe, acabalara con estos especímenes. Mejor me decanto en
hacerlo como parásito que pese a ser lo mismo, evitaría el ridículo ante mis
congéneres.
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