viernes, 25 de julio de 2014

Enjaulado...





Sumerjo la historia de lo que me considero
en la pálida profundidad del recuerdo.
Enjaulo las palabras que con celo mi boca guarda,
para que se mohezcan
en el sueño de su propia esperanza.


Poeta de iras vivas,
lloro y sangro alejado de vanos remedios.
Señalado desde vuestros ignorantes dedos,
hoy, no me temo, no me rindo,
no grito a la soledad que se encierra en mí mismo.


Bajo el flexo encendido,
sobre esta silla de pequeñas ruedas.
Decido volar entre los versos y las divagaciones que de mí se apoderan. Me siento vivo, integro, complacido… casi eterno.
Al ser yo, quien acaricia tus oídos.


De mucho me arrepiento cansado de escuchar,
de ver, de valorar y razonar. Cansado,
de que me miren como a un bicho raro sin lugar en la vida,
por ser como quiero, por pensar, por querer y amar.
Cansado, de gritar.




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