La vida, por hacerla cómoda,
se llena de estupideces y manías.
Mi abuelo, fue muy de cagarse en Dios,
y jamás, ni el mismísimo demonio
tuvo huevos a facilitarle un solo día.
La vida, por definirla,
es una inversión de contados instantes,
que ya cada cual, por suerte o convicción,
intenta manejar, pues es solo eso.
Intención, lo único que puede variar
en un firmado final.
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